El jefe de las FDI tras el ataque en Catar: ‘Estamos cerrando una cuenta moral’

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), teniente general Eyal Zamir, autorizó  en la noche del martes un ataque contra altos mandos de Hamas en Doha, Catar.

La operación, ejecutada por la Fuerza Aérea israelí, fue presentada como parte de una ofensiva más amplia destinada a garantizar la seguridad del Estado judío y a exigir cuentas a quienes orquestaron la masacre del 7 de octubre.

Zamir se dirigió personalmente a los pilotos antes de dar la orden de ataque:
“Están autorizados. Salgan a frustrar a los cabecillas de la organización terrorista Hamas. Estamos cerrando una cuenta moral y ética en nombre de todas las víctimas del 7 de octubre. No descansaremos y no nos detendremos hasta traer a nuestros rehenes a casa y derrotar a Hamas”.

El jefe militar subrayó que los objetivos alcanzados eran responsables de impulsar la campaña de destrucción contra Israel:
“Estos son los terroristas cuya única aspiración era estar a la vanguardia de la aniquilación del Estado de Israel. Continuaremos esta misión en todo lugar, a cualquier distancia, cerca o lejos, para ajustar cuentas con nuestros enemigos”.

Según un comunicado oficial de Hamas, cinco de sus integrantes murieron  en el ataque israelí. Entre ellos se encontraba Humam al-Hayya, hijo de Jalil al-Hayya, jefe del buró político del movimiento en Gaza y uno de los principales dirigentes exiliados en Doha. También fueron identificados Jihad Labad, director de la oficina de Hayya, así como Abdullah Abdul Wahid, Moamen Hassouna y Ahmed al-Mamluk, definidos únicamente como “miembros de Hamas”.

Aunque la organización terrorista aseguró que Israel intentó asesinar a su equipo de negociadores en las conversaciones de cese al fuego, en Jerusalén destacaron que el objetivo fue golpear el núcleo de mando responsable de planear y dirigir los ataques contra Israel, incluyendo la matanza del 7 de octubre de 2023, en la que fueron asesinados unos 1.200 civiles israelíes.

Con esta operación en el corazón de Doha, Israel envía un mensaje inequívoco: la distancia geográfica no protege a los responsables de los crímenes de Hamas. La persecución continuará hasta que los rehenes regresen y la amenaza terrorista quede neutralizada.