La última semana de julio cerró con una nueva alerta para los bolsillos populares: los productos lácteos y huevos, alimentos centrales de la canasta básica, aumentaron en promedio un 3,8%, según el relevamiento de la consultora LCG. Aunque el promedio semanal de alimentos y bebidas marcó una caída del 0,4%, esa baja se explica principalmente por el descenso en los precios de frutas, verduras y carnes, mientras que otros productos de primera necesidad siguieron subiendo. Estos rubros, esenciales para las familias trabajadoras, siguen encareciéndose mientras el Gobierno insiste en su discurso de «control inflacionario».
Entre las subas más significativas de la semana figuran:
Esta tendencia muestra cómo las pequeñas bajas en productos estacionales (como frutas y verduras) no compensan el constante aumento de alimentos esenciales para la alimentación cotidiana. El azúcar, el cacao, los lácteos, no solo son parte de la dieta diaria, sino que muchas veces representan las únicas fuentes de nutrición más accesibles para las familias trabajadoras.
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Agosto arranca con más aumentos: transporte, servicios y prepagas
Por otro lado, tras los recientes movimientos del dólar, se espera una nueva remarcación de precios. Como si los alimentos no alcanzaran, el comienzo de agosto suma una nueva tanda de aumentos en rubros claves:
Estos aumentos afectan de forma directa al consumo, el acceso a la salud, al transporte y a la vivienda, golpeando nuevamente a quienes menos tienen.
Un modelo que ajusta a los que menos tienen en beneficio de los grandes empresarios
Tras una semana de volatilidad, el dólar cerró en $1.375 (en el Banco Nación), lo que anticipa posibles nuevas remarcaciones en los próximos días. El Gobierno insiste en mostrar una baja del Índice de Precios al Consumidor (1,6% en junio) como un triunfo de su política económica, pero esa baja no se refleja en la vida cotidiana. Mientras los grandes grupos económicos pueden incidir en la fijación de los precios y mantienen márgenes de ganancia asegurados, los sectores populares enfrentan cada vez más dificultades para llegar a fin de mes, más aún cuando el ministro de Economía mantiene las paritarias “pisadas”.
Frente a este panorama, se vuelve urgente retomar las calles y organizarse desde abajo para enfrentar un modelo de ajuste que impone el gobierno y el régimen del FMI.