Relatos salvajes fue hace diez años una multipremiada película argentina. Contaba seis relatos en los cuales sus personajes “se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie”.
Como un corsi y recorsi del tiempo, el caso más paradigmático de furia lo interpretó Leonardo Sbaraglia, el mismo que ahora interpreta a Carlos Menem en su biopic recientemente estrenada.
Si bien el arte anticipa la realidad, que luego da nueva sustancia al arte, la gran diferencia entre la década menemista y la actual es que aquella estaba signada por el placer y el hedonismo mientras esta lo está por la furia y la exasperación.
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Milei a veces pareciera desear emular al Carlos Menem de Sbaraglia pero su naturaleza lo direcciona al de Relatos salvajes, atravesado por la ira, que termina conduciéndolo a la autodestrucción.
Esta semana fue un buen ejemplo.
- El cierre de las listas para las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires terminó dividiendo irreconciliablemente a los dos sectores más influyentes del mileísmo: su hermana y Santiago Caputo.
- La Derecha Fest, el evento realizado en Córdoba que contó con Javier Milei como orador de cierre, terminó de ensanchar el abismo también irreconciliable con su vicepresidenta, Victoria Villarruel (“traidora”).
- Y para no finalizar la semana sin agregar otro conflicto, ayer, enojado por la foto de tapa de la edición impresa de Clarín donde en la Rural junto a su presidente, Nicolás Pino, el ministro de Economía Luis Caputo se tomaba la frente como si se tratara de un pesar, bajo el título “El campo, un dolor de cabeza para Caputo”, un Milei furioso escribió: “Aquí está la basura inmunda del gran operador argentino Clarín. Para variar, mintiendo. Naturalmente seguirán operando porque les duele la falta de pauta y sobres. Y como si esto fuera poco, no se van a quedar con Telefónica. ¿Están extorsionando? Fin”.
El Presidente suma enemigos y grados más elevados de esa enemistad semana tras semana, ¿cómo llegará a diciembre al comenzar sus últimos dos años del período presidencial? Confía en su eslogan: “La Libertad Arrasa”, esperemos que sea más con un fin performativo que por creer de verdad que las encuestas que lo indican con un apoyo cercano al cincuenta por ciento de los encuestados sea una fiel representación de los votos que obtendrá.
A un mundo sin periodistas anterior a LLA podría caberle ‘sacar a los medios del medio’
Lo que las consultoras de opinión pública pronostican tres meses antes no es un indicador que debiera dejar convencido de su suerte al Gobierno: siempre van corrigiendo los pronósticos las últimas semanas, los últimos días y hasta las últimas horas previas a una elección para luego poder justificar que no erraron por tanto.
Pero sea porque gana como espera al punto de alcanzar los 86 diputados necesarios para tener un tercio propio de esa Cámara, para lo cual se tendría que acercar en porcentaje de votos al 47% de aprobación que indican las encuestas favorables, o sufre un golpe narcisista obteniendo cualquier porcentaje inferior al 39%, tras las elecciones del octubre la emocionalidad del Presidente encontrará estímulos para pronunciar sus sentimientos, ya sea por la embriaguez del triunfo como por el enojo frente a la derrota.
Es imposible de prever qué produciría un ánimo alterado por emociones de mayor intensidad ante estímulos recargados pero seguramente aumentará en alguna dirección la altisonancia del Presidente, como en Relatos salvajes la explosión de la furia que padecen todos los protagonistas de la película conduce al “innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie”.
Puede interpretarse el posteo contra Clarín de ayer como empresa como síntoma de esa descarga emocional o como anticipo de una política en la cual, tras un año y medio como presidente y otros dos previos como candidato, Milei atacó a personas físicas: periodistas y excepcionalmente dueños de medios pero no a empresas, pase –a lo Trump– a atacar a empresas. Se podría decir que, ante el clásico deseo de los gobernantes de antaño de un mundo sin periodistas, a La Libertad Avanza podría caberle la idea de “sacar a los medios del medio” o sea, a las empresas.
Después de las elecciones de medio término suele suceder a los gobiernos que las ganan el comienzo del fin de la “estacionalidad positiva”, período de tolerancia de los votantes con la falta de satisfacción de las expectativas depositadas en sus votos. Si así fuera con Milei, y quienes apoyan a LLA comenzaran progresivamente a sentirse decepcionados, la situación será aún más tumultuosa porque vale tomar en cuenta que no está resuelta la crisis de representación de los partidos políticos que generaron las condiciones de posibilidad para la emergencia de un outsider excéntrico como Milei.
Nuevamente se escuchan especulaciones sobre un escenario donde LLA no alcance un tercio de los diputados propios y frente a un malestar social por un persistente “estrés económico” se genere la posibilidad de una eventual Asamblea Legislativa de la que tuviera que surgir un legislador que concluyera el mandato. Y siguiendo con esa forma de especulaciones, que el elegido no fuera alguien sin posibilidades electorales en 2027 como fue en Brasil el caso de Michel Temer, quien ocupó el cargo de presidente entre el 31 de agosto de 2016 y el 31 de diciembre de 2018, sino quien pudiera luego aspirar a ser confirmado electoralmente en 2027.
Duhalde perdió las elecciones de 1999 y dos años después fue nombrado presidente por el Congreso para concluir el mandato de su oponente, Fernando de la Rúa. Si Sergio Massa se decidiera a ser candidato a diputado en octubre, no podría no imaginar para sí aquel escenario.
Pero será la economía la que diga la última palabra y, mientras los Estados Unidos directa o indirectamente continúen dispuestos a enviar todos los dólares que le hicieran falta a Milei, como parecieran confirmar las declaraciones del futuro embajador, Peter Lamelas, el ministro Caputo no tendrá motivos para agarrarse la cabeza.