Erróneamente se cree que toda la ropa debe lavarse después del uso y, aunque hay ciertas prendas que lo ameritan por simple higiene, otras pueden usarse varias veces sin que acumulen malos olores.
Esta idea puede resultar escandalosa, ya que se asocia con la falta de limpieza personal. Sin embargo, ofrece ventajas para ciertos tipos de tejidos e incluso el medio ambiente.
Es un hecho: la ropa que debe lavarse de manera frecuente es la que entra en contacto con fluidos corporales, como el sudor o la lubricación de los genitales. En esta categoría entran los calzoncillos, brasieres y medias.
Por otra parte, las remeras que quedan ajustadas en la zona de las axilas también necesitan ser lavadas después de cada puesta. De lo contrario, pueden acumular bacterias y producir un mal olor. Si este tipo de prendas se usan y no se lavan, es probable que la humedad aparezca. La combinación de los microorganismos con el sudor crea un ambiente perfecto para su reproducción.
De acuerdo con el blog de la marca Levi’s, la mezclilla es un tejido resistente y de baja absorción, por lo que en jeans, camperas y vestidos puede lavarse cada 5 puestas. Desde luego, si trabajas en actividades que te exponen a productos con aceite o si por accidente te derramas líquidos pegajosos, será necesario lavar la ropa de mezclilla en seguida para que no se dañe.
El pijama es un tipo de vestimenta que se utiliza todos los días, aunque su frecuencia de lavado depende de tu propio cuerpo. Por ejemplo, si transpira mientras duermes tienes que lavarla de 3 a 4 usos; pero si no presentas este problema, entonces puedes espaciar a 5 usos.
Los intervalos también pueden varias conforme la temporada, pues las noches del verano son calurosas y provocan que sudes más; mientras que en invierno, la producción de sudor es baja, pero hay quienes la visten prácticamente todo el día para estar cómodos.
Esta es otra categoría de ropa que debe lavarse después de cada uso. No sólo por cuestiones de higiene, sino que sirve para preservar la salud y evitar infecciones cutáneas, rozaduras y reacciones alérgicas.
Respetar estas frecuencias de lavado no sólo te aseguras de que tu ropa tenga un tiempo de vida útil más prolongado, sino que reduce los niveles de contaminación del agua a raíz del desperdicio de detergentes.
Por Fernanda Ortiz Hernández