En el marco de la celebración por los 20 años de la Fundación Conin Barranqueras, su presidenta Claudia Leguiza, realizó un repaso profundo por la trayectoria de la organización que actualmente atienden a 35 niños y se estima que más de 3 mil pasaron por sus programas.
Resaltó el abordaje integral que incluye nutrición, estimulación y acompañamiento familiar, y cuestinó la falta de políticas públicas sostenidas para combatir la desnutrición.
Durante la pandemia, afirmó que «no podían cerrarle la puerta a la desnutrición», y cuestionó la lentitud del Estado para asistir a familias que quedaron sin ingresos ni alimentos.
También subrayó que los parámetros de evaluación de Conin son más sensibles que los oficiales, y agradeció la colaboración comunitaria y del voluntariado, esenciales para sostener la tarea.
dos décadas de nutrición
«Son 20 años de trabajo ininterrumpido», destacó la referente de la ONG en comunicación con Radio Natagalá, y destacó que incluso durante la pandemia la institución solo cerró sus puertas por 30 días: «Fue el tiempo que nos llevó reacomodarnos y armar el esquema de bioseguridad para poder reincorporar con turnos a las madres y continuar con los tratamientos».
El testimonio de Leguiza refleja la gravedad de la situación social que enfrentan muchas familias chaqueñas. «No podíamos ponerle un candado a la desnutrición infantil», aseguró y enfatizó que ese período fue uno de los más críticos de las dos décadas de actividad.
Durante la emergencia sanitaria, explicó que el «quedate en casa» resultó imposible para muchas familias vulnerables: «La casa de esas familias no pasa de ser un espacio único, en el mejor de los casos con un contrapiso; en el peor, un rancho de chapa y cartón».
También subrayó que al detenerse la economía informal, se perdió el sustento diario de muchas madres. «Ya no había para comer. Y al no haber para comer, la situación se agrava», dijo.
«Se nos caían los chicos», relató conmocionada y agregó: «Y no solo bajaba el peso y la talla, también caían las defensas. El niño, la madre, el padre y todos los que habitan en ese hogar se volven más vulnerables».
Cuestionó también la falta de una respuesta rápida del Estado: «La gente come todos los días. Y muchos solo hacen una comida fuerte por día».
política a largo plazo
Respecto al rol del Estado, Leguiza reconoció que hay programas que llegan, pero marcó una diferencia clave: «El problema es que no son políticas de Estado. Son programas. Y los programas son para el corto plazo. Las políticas de Estado deberían tener metas a más de diez años, más allá del color político».
En ese sentido, destacó el enfoque integral que aplica Conin: «Nosotros no solo vemos el peso y la talla. Trabajamos con estimulación temprana, apoyo psicopedagógico, médico y social. Alimentamos el cuerpo y el cerebro. Apuntamos a la igualdad de posibilidades».
Actualmente, la Fundación Conin Barranqueras atiende a 35 niños y niñas en tratamiento, además de un caso grave que requiere leche maternizada especial: «Esa leche cuesta entre $50 mil y $60 mil por semana. Por suerte conseguimos una madrina que se comprometió con ese caso».
Sobre el trabajo cotidiano, detalló que la Fundación cuenta con 10 profesionales: «Dos nutricionistas, una pediatra, una estimuladora temprana, una psicopedagoga, dos talleristas, una coordinadora, una asistente social y una persona de maestranza».
Leguiza también destacó la articulación con el sistema de salud: «Nosotros no medicamos, hacemos control de niños sanos. Si detectamos un problema, acompañamos a la familia al centro de salud. No le damos solo un papel».
«Nuestros parámetros son más sensibles que los del sistema público», remarcó, al referirse a las diferencias entre los indicadores que utiliza Conin y los oficiales.
«Para nosotros un caso leve puede ser ya desnutrición y merece atención urgente. A veces el Estado lo cataloga solo como bajo peso y no activa medidas», afirmó.
un modelo replicable
Durante la entrevista, Leguiza destacó que el modelo de Conin, nacido en Mendoza, ha podido replicarse con éxito en Barranqueras gracias al compromiso sostenido de la comunidad. «Siempre hubo voluntad de sumar: desde las familias que confían, hasta los profesionales que se comprometen con cada niño».
Asimismo, explicó que la metodología Conin requiere seguimiento constante y un abordaje interdisciplinario, por eso valoró el esfuerzo del equipo reducido que mantiene la atención en marcha.
También resaltó que muchas veces las madres llegan desbordadas, sin saber que lo que atraviesan es una situación de malnutrición que puede revertirse. «Al principio cuesta, pero cuando ven los cambios en sus hijos, se entusiasman y se convierten en agentes de cambio para otras familias», dijo.
Otro aspecto que resaltó fue la importancia de los vínculos comunitarios para sostener la tarea: «Articulamos permanentemente con escuelas, iglesias, clubes y comisiones vecinales. Todos cumplen un rol fundamental en la detección de casos y en la contención».
«Muchas veces, una maestra o una referente barrial es quien nos da aviso: ‘hay un chiquito que no está comiendo bien’. Esa red es fundamental», explicó.
También hizo hincapié en el perfil del voluntariado: «Tenemos muchas personas que colaboran con su tiempo y sus saberes. Desde el que da un taller hasta quien viene a jugar con los chicos o acompañar a las madres. La solidaridad se organiza en Conin».
Actividades aniversario
Entre las actividades de conmemoración por los 20 años, mencionó el trail solidario Yaguareté y la tradicional Pasta Ciutta organizada por el Rotary Club Sur: «Nos pidieron que el aporte sea en leche en polvo entera. No dinero. Porque necesitamos 140 kilos de leche por mes».
Además, anunció que el próximo 3 de agosto se realizará la maratón «20° aniversario de Fundación Conin», una actividad que busca tanto visibilizar la causa como recaudar fondos.
Finalmente, invitó a quienes deseen colaborar a acercarse a la sede en avenida 9 de Julio 5450, Barranqueras, o realizar una donación equivalente al valor de una caja de leche: «Hoy son $8 mil. En nuestro Instagram está el CBU, anclado como primer post».
«Nos atraviesa el dolor, pero también la esperanza. Porque cuando un niño recupera peso, gana energía y sonríe, sentimos que todo vale la pena», concluyó la presidenta de Conin Barranqueras.
Sobre la fundación Conin
La Fundación Conin, cuyo nombre completo es Cooperadora para la Nutrición Infantil, nació en Mendoza el 4 de septiembre de 1993, creada por el médico pediatra Abel Albino. Su misión es «quebrar la desnutrición infantil en la Argentina», basándose en un abordaje integral que combina prevención, recuperación, investigación y docencia.
Este método, inspirado en la experiencia chilena del doctor Fernando Mönckeberg, se centra en la atención de niños de 0 a 5 años y mujeres embarazadas, fortaleciendo entornos familiares, hábitos nutricionales, estímulo psicomotor y vínculo materno. Hoy, la red nacional supera los 110 centros en 18 provincias y cuenta con presencia en países como Perú, Paraguay y Gambia.
Fundación CONIN Barranqueras
La filial chaqueña, Conin Barranqueras se fundó en 2005 gracias al impulso del pediatra Adolfo Andreotti y su familia, con el objetivo de prevenir y recuperar niños en riesgo nutricional desde esa ciudad portuaria «
Su acción consiste en detectar tempranamente a las familias vulnerables, brindar atención médica, nutricional y capacitación para que las madres satisfagan las necesidades alimentarias y emocionales de sus hijos.
Según datos de 2024, el equipo interdisciplinario acumuló más de 350 horas de atención nutricional, entregó 1.450 kilos de leche, 660 módulos alimentarios, 1.500 docenas de huevos, y 2.700 raciones de desayuno, involucrándose con 300 merenderos y 16.100 kilos de leche recibida en coordinación con el Ministerio provincial.