Los últimos datos del Banco Central muestran un aumento enorme del endeudamiento e indicadores de morosidad que empiezan a preocupar.
La información que corresponde al mes de marzo indica que el saldo real del financiamiento al sector privado, tanto en pesos como en dólares, creció un exorbitante 94,5 % con relación a marzo de 2024. Esta variación es en términos reales, es decir descontada la inflación: en términos nominales, el crecimiento es mucho más alto. El aumento mensual de marzo fue del 2,9 % en relación a febrero; se trata del mayor aumento de los últimos veinte años, según el destaca el propio Banco Central.
El aumento del financiamiento tiene algunas características potencialmente críticas. Por un lado, aumenta más fuerte el financiamiento para consumo que el relacionado a garantías reales, que puede ser, por ejemplo, para comprar autos o viviendas. Para simplificar, se puede decir que la gente se endeuda para cubrir los gastos corrientes del mes, pero no para mejorar sus condiciones de vida en el largo plazo.
Por otro lado, crece más rápido el financiamiento en dólares que en pesos, mayormente por financiamiento comercial de las empresas. El aumento del financiamiento en dólares fue 4% mensual y de 180,2 % interanual, siempre para el mes de marzo. Claro que el stock de deuda en dólares todavía es bajo en comparación con el stock de la deuda en pesos porque el crédito en dólares se reactivó recién el año pasado.
El endeudamiento, además de otros negocios, le reporta ganancias enormes a los bancos privados: ganaron $3,2 billones en el período que va desde abril de 2024 a marzo de 2025 (último dato disponible). Es el equivalente a $269 mil millones por mes, 8.961 millones por día, $323 millones por hora. Los bancos públicos reportan ganancias aún mayores.
Vivir endeudados
En el mes de mayo, un informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) exhibe datos graves:
- El 91% de los hogares se encontraba endeudado y casi siete de cada diez tiene entre dos y tres deudas.
- Sobre las deudas bancarias, el 34 % correspondió a refinanciaciones de deudas previas. Es decir que son deudas que generaron nuevas deudas es un espiral peligroso.
- La morosidad está en aumento: las deudas impagas comprenden el 76% del total. En muchos casos, esto tiene consecuencias tales como el embargo sobre sueldos y/o bloqueo de cuentas bancarias, que comprende al 15% del total de endeudados.
- El 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% o más de sus ingresos mensuales a pagar deudas. Por lo cual, después de pagar las deudas les queda poca plata para vivir.
- Las tarjetas de crédito son la principal forma de financiación, fundamentalmente para comprar alimentos (58% del total). Otra vez aparece el endeudamiento para el consumo, donde la compra de alimentos supera, por mucho, la compra de indumentaria o electrodomésticos.
La morosidad y el endeudamiento es muy probable que sigan en aumento. Es que estar endeudado no es un problema personal, sino que es el propio sistema capitalista el que empuja a esta situación: por un lado, con la erosión del poder de compra de los salarios y de los ingresos populares en general; por otro lado, con lo que llaman “inclusión financiera”, que no es otra cosa que atrapar a cada vez más sectores de la clase trabajadora, a sectores populares, en las garras del sistema financiero.
Las deudas tienen consecuencias graves para las condiciones de vida. No solo porque la plata no alcanza, sino porque el cuerpo tampoco. Es creciente el fenómeno del pruriempleo y el aumento de las horas trabajadas. Lo pusieron de manifiesto los choferes de colectivos cuando, semanas atrás, explicaron que estaban en lucha porque la plata no les alcanzaba, lo cual los obligaba a hacer Uber cuando terminaban la jornada laboral.
En 2024, el aumento de las horas trabajadas fue de un 3,6% en el sector privado y 6% en el público. Un estudio de Ana Rameri y Ariel Pennisi indica que existen 5,8 millones de personas que trabajan entre 9 y once horas por día. Entre ellas, hay un sector que trabaja hasta doce horas diarias. Claro que no es un fenómeno nuevo, pero se intensificó en los últimos años.
Varios autores como Lazzarato, Deleuze o Guattari, indicaron que el sistema deuda es parte del control de las subjetividades individuales y colectivas. En Argentina, Verónica Gago y Luci Cavallero también trabajan sobre este aspecto del control social, en particular sobre las mujeres endeudadas.
Es claro que las deudas operan como una presión para trabajar más, para imponer la sumisión de las mayorías trabajadoras. Es llamativa la actualidad de El mercader de Venecia de Wiliam Shakespeare, novela en la que el prestamista Shylock exigía una libra de carne a su deudor. Ahora el sistema financiero, exige trabajar más para tributar a sus ganancias.
Cuando se observa el panorama de conjunto, tenemos que trabajamos más, vivimos peor y el sistema financiero se lleva una parte creciente de nuestros ingresos. Es claro que ese caos organizado sobre nuestras vidas nos debería llevar a un cuestionamiento profundo de este sistema que nos maltrata.