Verlo llegar o salir desde el helipuerto frente a la Plaza Colón, a metros de la Casa Rosada, se había convertido en rutina diaria durante el gobierno de Alberto Fernández.
Apenas llegado al sillón de Rivadavia, el presidente Javier Milei optó por hacer sus recorridos habituales por tierra y desechó trasladarse en el helicóptero Sikorsky celeste y blanco que su antecesor utilizaba para desplazarse a la Casa Rosada desde la quinta de Olivos, o para vacacionar en la residencia de Chapadmalal, pero también para trasladarse hacia otros destinos, algunos de ellos cuestionados por la oposición a raíz de los costos asociados.
La polémica rodeaba a aquel helicóptero, como en aquel recordado vuelo que realizó hasta la cancha de Ferro, en Caballito, para esperar la salida de Fernández luego un reportaje con Mex Urtizberea para Radio Nacional.
¿Qué fue de aquel helicóptero presidencial? Desde el inicio de su gestión, Milei dejó en claro que no planeaba usarlos –hay, en realidad, tres a su disposición, comprados en la gestión de Carlos Menem y heredados de gobiernos anteriores– y, a tono con la motosierra aplicada al Estado, consideraba que implicaban gastos por las horas de vuelo que deben mantener los pilotos, así como también el mantenimiento de las propias aeronaves que exigen las normativas de la aeronáutica.
La decisión inicial del Gobierno era desprenderse de ellos, pero al final optaron por guardarlos. Altas fuentes oficiales develaron el misterio y comentaron a este diario que el helicóptero que usaba Fernández está actualmente en los hangares de Presidencia en el Aeroparque Metropolitano.
“No lo usa el Presidente, y no se está usando”, confesaron altas fuentes oficiales. Aunque reconocieron que el mantenimiento de las tres aeronaves, a cargo de la Fuerza Aérea, bajo la órbita del Ministerio de Defensa, es obligatorio y además, necesario, en caso de proceder a su eventual venta.
Una venta que, en el caso del avión presidencial Arg-01, comprado por la administración kirchnerista y que utiliza el propio Milei para vuelos internacionales, tampoco se produjo, a pesar de las críticas que recibió esa adquisición, por ser un avión de limitada autonomía de vuelo y una capacidad total de solo 39 pasajeros.
No son momentos fáciles los que vive el peronismo, con la pelea entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof en su momento más álgido y la incertidumbre sobre la unidad futura del espacio.
Siempre cercano al exministro de Economía Sergio Massa, el extitular de la Aduana Guillermo Michel eligió un regalo especial para agasajar a intendentes y jefes comunales del PJ entrerriano, que se reunieron el viernes en Maciá para manifestar su respaldo a las candidaturas de Adán Bahl a senador nacional y del propio Michel, a diputado, para las elecciones legislativas.
El detalle fue un pote de miel, una de las especialidades de esa localidad entrerriana, que Michel entregó, uno por uno, a los más de 20 intendentes presentes en la reunión. “Fue para darle sabor al peronismo que viene”, explicaron sonrientes cerca de Michel, quienes junto a Bahl intentará ofrecerle un rostro renovado al PJ, casi dos años después de la derrota a manos del actual gobernador, el macrista Rogelio Frigerio, y con el oficialismo favorito de cara a los próximos comicios en la provincia.
La amable cena que, días atrás, protagonizaron en la quinta de Olivos el presidente Javier Milei y su hermana Karina Milei con el modisto Roberto Piazza, tuvo un detalle de color que los detallistas no dejaron pasar.
El Presidente, tal como lo mostraron las fotos publicadas el día posterior, vestía el mameluco que utilizan los empleados de la petrolera estatal YPF, en reemplazo de un atuendo más formal, o sus tradicionales camperas.
El propio Presidente había aclarado en una entrevista hace semanas que el CEO de la compañía, Horacio Marín, le había obsequiado dos mamelucos que lo hicieron “el tipo más felíz del mundo” ya que le permiten, entre reunión y reunión, jugar con sus “hijitos de cuatro patas” (sus perros) sin temor por la ropa.
Sin saber que el Presidente también utiliza el mameluco en reuniones políticas, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, fue recibido para almorzar hace diez días por el Presidente con su mameluco puesto, una señal de distensión que el visitante comentó luego a sus allegados, sin enojo.
Ruidosa fue la salida de Eduardo Serenellini del Gobierno, hacia fines de enero pasado. Poco y nada se supo de él, luego de renunciar a su cargo de secretario de Prensa, y ya con una situación de tensión insostenible con Karina Milei y el portavoz presidencial, Manuel Adorni, más allá de las desmentidas y las declaraciones de rigor.
Pues bien: Serenellini –que mientras tuvo despacho en la Casa Rosada siempre conservó su vínculo de sintonía con el presidente Javier Milei– mantuvo su silencio en todo este tiempo a pesar de los llamados de colegas preguntando por su paradero.
Y ahora vuelve, sin estridencias, a su antiguo rol de periodista y conductor, que lo vio pasar por distintos canales de televisión y radio. “Pulso continental”, se llama el programa que Serenellini conduce desde este mes de junio, en radio Continental, y a la hora del regreso a casa.
Uno de los promotores del retorno de Serenellini a la radio, según cuentan por lo bajo conocedores de la negociación, es Eduardo Roust, actual director ejecutivo de la emisora, quien cumpliera el rol de subsecretario de Medios durante los primeros y tumultuosos días de Milei en el sillón de Rivadavia.
A tono con los nuevos reglamentos impuestos vía resolución por el gobierno nacional, los periodistas acreditados en la Casa Rosada afrontaron una situación complicada para desarrollar sus tareas allí antes y durante el Tedeum del 25 de mayo.
Con la mayoría de los accesos cerrados y custodiados por la Casa Militar, se prohibió a los hombres y mujeres de prensa acceder al Patio de las Palmeras, donde puede verse el ingreso y salida de los funcionarios desde y hacia la explanada de la calle Rivadavia.
Mientras los custodios cumplían con la orden y se mostraban inflexibles, alguien recordó que la “llave” estaba en manos de Mara Gorini, mano derecha de Karina Milei y encargada entre otras tareas del ceremonial de la Casa de Gobierno.
La consulta tuvo éxito, y fue la propia Gorini –tan discreta y de bajo perfil como la secretaria general de la Presidencia– la que dio el permiso, aunque con instrucciones precisas. “Pueden estar ahí, pero sin filmar ni sacar fotos”, fue la consigna, que los periodistas cumplieron hasta que el presidente Javier Milei y su gabinete arrancaron la caminata hasta la Catedral.