jueves, 17 abril, 2025

La última bala de Macri: luche y sobrevive

Jorge Macri quedó entre la espada y la pared. Si no desdoblaba las elecciones locales se sometía a que el vendaval de La Libertad Avanza arrastrara sus chances en Capital. Pero habiéndose independizado del calendario nacional no tiene margen de error: el PRO debe ganar o ganar en su bastión. Cualquier otro resultado, enciende una señal de alarma en el partido que dirige Buenos Aires desde hace 16 años. Hay tensión.

Entendiendo la situación, Mauricio Macri se puso al frente de la campaña. Fue el protagonista del acto de inicio, en el Planetario, y acompaña en las recorridas a Silvia Lospenatto, la candidata oficialista. “La Ciudad es y será con el PRO”, arenga el ex presidente cuando ve dudas en la militancia. Pero nadie lo puede asegurar: las elecciones de medio término son la clave para entender lo que pueda pasar en el futuro inmediato.

Resultado abierto.

La irrupción de Manuel Adorni como candidato preocupa en la jefatura de Gobierno de la Ciudad. Es que entienden que entre el vocero, el ex alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta y la candidata del oficialismo se van a dispersar los votos. “Dividir el voto puede lograr que el kirchnerismo gane en Buenos Aires”, se lamentó Lospennato.
Leandro Santoro, el candidato del peronismo, lo toma con calma: “Es una elección de cuatro cuartos. Se va a definir al final”, le dice a NOTICIAS. Pero entiende que es el que juega más liberado: habrá una campaña feroz entre el PRO, Larreta y La Libertad Avanza que podría producirles un efecto desgaste.
Para colmo, el discurso de Macri es confuso. Mientras critica al equipo del Presidente por haber ido con una motosierra a la jefatura de Gobierno, le insiste a Milei con una alianza en Provincia para derrotar al peronismo que está cerca de oficializarse. “Nosotros estamos dispuestos. Tenemos la vocación de trabajar en conjunto, pero nadie nos llamó”, admitió el ex mandatario, quien contó además que no ve al libertario desde agosto, culpa de su entorno.
Esa ambivalencia perjudica a la campaña: ¿cómo convencer al electorado de que el PRO sigue siendo la mejor opción, si su líder le suplica públicamente a La Libertad Avanza por un acuerdo en Provincia? Un giro narrativo complicado de explicar.
Tarea difícil para los armadores de Provincia, que buscan sellar la coalición. Cristian Ritondo y Diego Santilli tienen que atajar las críticas que Macri le hace al Gobierno para diferenciarse en la Ciudad, mientras quiere compartir espacio en Buenos Aires.
Más allá de Capital, el PRO podría tener una primera buena noticia en el inicio del calendario electoral nacional, en Santa Fe. La provincia, que además de los comicios locales elige convencionales para reformar su Constitución el domingo 13, es uno de los pocos distritos donde tiene actores de influencia: la vicegobernadora Gisela Scaglia y la segunda candidata en la lista del oficialismo, Germana Figueroa Casas.
Si las encuestas no fallan, el triunfo en Santa Fe de la lista del gobernador Maximiliano Pullaro sería contundente. Y Macri lo va a usufructuar: necesita aferrarse a las buenas noticias electorales.

Autocrítica.

Como suele suceder en los momentos de turbulencia, afloran las dudas. No son pocos los militantes que empiezan a replantearse en qué momento el PRO pasó de ser un partido con chances de reasumir la presidencia a tener a sus principales candidatos a las presidenciales enfrentándolos. El primer golpe fue el de Patricia Bullrich yéndose al gabinete de Milei. Y ahora Larreta los va a enfrentar en las urnas: “Lo de Horario no se entiende, duele”, protestan dirigentes amarillos que acompañan desde la hora cero.
Pero la crítica no es sólo hacia afuera. Luego indican: “Mauricio tiene que asumir parte de su responsabilidad. Cómo sus decisiones nos trajeron hasta este punto”. Y en el proceso de sincerarse, continúan: “También debemos admitir que Jorge no fue un gran candidato y que su gestión deja dudas”.
Hay tantas vacilaciones que la lista ni siquiera se armó con los mejores candidatos. Macri le había ofrecido encabezar a la ex gobernadora María Eugenia Vidal, pero, amparada en que su amistad con Larreta iba a generar cortocircuitos que no quiere, decidió mirar la contienda de afuera. Lospennato fue la segunda opción.
De todas maneras, Vidal acompaña a Macri y a los candidatos en las recorridas por la Ciudad. Buscan el cara a cara con la gente, una especie de revival del “timbreo”, que tan buenos resultados le dio al PRO. Es parte de la estrategia del consultor Antoni Gutiérrez Rubí, que aconseja alejarse de la contienda nacional para lograr una campaña municipal. Por eso el alcalde porteño parece abstraído de la discusión y sólo se dedica a hacer anuncios de inversión. El objetivo es responder a las críticas con gestión.
Otra vez, un gran escollo para lograr esa diferencia es el mismo Mauricio, que inevitablemente termina mezclando, en sus apariciones públicas, la campaña local con los temas nacionales.
El macrismo se enfrenta a su hora más crítica. Son muchos los que señalan a la hermana del Presidente como la responsable de haber arrinconado al partido. «Karina Milei quiere hacer desaparecer al PRO y por eso viene a romper todo”, protestó Darío Nieto, presidente del espacio amarillo en la Legislatura.
También Mauricio la pone en el centro de la escena: “No he podido tener una conversación mano a mano con Karina Milei por decisión de ella. Y el Presidente siempre ha dicho que las cosas del partido las maneja su hermana”.

La situación es de alerta roja. El PRO, que se mantiene imbatible en la Ciudad desde el 2007, podría caer ante el peronismo o La Libertad Avanza. En Casa Rosada se divierten con esa posibilidad: algunos, incluso, llegan a decir que sería el “acta de defunción” del macrismo en Capital. Si eso sucede, los próximos dos años serán de mucha turbulencia.

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