El «escuadrón suicida» de River aprobó con lo justo en Copa Argentina
Gallardo echó mano a lo profundo del banco para eliminar al humilde elenco de Tercera División. Partido para el olvido del colombiano Borja, que hasta erró un penal.
Marcelo Gallardo tiró a su «escuadrón suicida» a la cancha y la apuesta le salió bien. Claro que la misión no era demasiado complicada para este combinado de jugadores resistidos por la hinchada, suplentes de lo más profundo del banco y otros que directamente tienen un pie afuera del club. Su rival, Ciudad de Bolívar, del Federal A, hizo lo que pudo (y la verdad que fue poco) y River se impuso 2-0 en Santiago del Estero por su debut de Copa Argentina. En 16avos de final se las verá con San Martín de Tucumán, de la Primera Nacional.
Ante lo apretado del calendario, la probable accesibilidad de la cita y el rendimiento irregular de sus habituales titulares en los 11 partidos del año, el Muñeco aprovechó la ocasión para darles rodaje a varios que generalmente no se sacan la pechera. Hicieron su debut total en la temporada el arquero Ledesma (protagonista en la previa ya que subió una historia a Instagram en la que daba a entender que se volvía a España; luego la borró) y los centrales Gattoni y González Pirez. Nacho Fernández tuvo su primera titularidad, Bustos y Tapia su segunda, Kranevitter (cerca de San Lorenzo; se lesionó antes de los 20) su tercera, Aliendro y Casco su cuarta, y Mastantuono su quinta (caso especial porque lo vienen llevando de a poco).
Del undécimo pasajero, Borja, no se puede decir que sea de los que juega poco; con el de anoche jugó los 12 del año (ocho de titular), aunque por su flojo nivel es de los más reprobados por la hinchada. Como para darle confianza, Gallardo lo puso de titular y no lo sacó en toda la noche. El saldo: un penal errado (se lo atajó Biscardi), varias ocasiones desperdiciadas y alguna que otra indecente simulación en el área. Complicado lo del colombiano, goleador absoluto de la 2024.
Así, con tanto nombre «nuevo» en cancha, era pretencioso esperar un fútbol de alto vuelo. Lo visto, sin embargo, estuvo muy lejos de las expectativas. Fue a pura atropellada que River logró avanzar en el campo, sin juego colectivo y casi que por inercia dadas las serias limitaciones de los de enfrente.
Antes de los 5 minutos ya se puso arriba gracias a un gol de córner –González Pirez ganó dos veces, de cabeza y de rebote- y media hora después aumentó con un lindo zurdazo desde la puerta del área de Mastantuono, acaso el mejor de la cancha.
Cualquier resultado le hubiese quedado corto a lo que se vio en la cancha. Pero no por lo que hizo River sino por lo mostrado por Ciudad. Si bien la Copa Argentina es terreno propicio para soñadores y batacazos, acá no hubo caso. Los de Bolívar sólo pudieron cruzar la cancha con pelotazos de su arquero o algún defensor y aún así casi generan un gol en contra de González Pirez (Ledesma mandó su cabezazo al córner). Así de flojo fue lo de River. Traducido en números: 78% de posesión, 23 remates, 16 afuera, ninguno de seriedad para el arquero Biscardi y apenas dos goles.