BERLÍN – Con un recorrido internacional que, junto a Santiago Loza y Los Labios lo llevó a Un Certain Regard del Festival de Cannes, ahora Iván Fund (a solas) suma su nombre a la lista que inaugurara Leopoldo Torre Nilsson en 1960 y que, hasta el momento, incluye a poco más de una docena de películas argentinas que compitieron en la Selección Oficial de la Berlinale.
“Es una Berlinale auténtica, con frío y con nieve, que esperemos sea un buen augurio. Pero, por lo pronto, hay que llenar esos zapatos de la historia del cine argentino y de la presencia de esas películas y de esos grandes maestros”, dice Fund, director de El mensaje, mientras sorbe un café con el que intenta luchar contra los siete grados bajo cero que tiene la noche berlinesa. “Así como en su momento celebraba que un corto mío quedara en Mar del Plata o en el BAFICI y que recibieran algún premio ayudándome a seguir, uno transita esto como una bienvenida o una ratificación de la propia historia con cierta progresión natural de los espacios que te dan la oportunidad de compartir tu trabajo y, por otro lado, la felicidad enorme, el honor, de sentirse parte con mucha humildad de esa comunidad del cine argentino que, por otro lado, está siendo tan atacado y maltratado por estos días”, confirma el realizador al momento de ratificar a LA NACIÓN que la película que busca el Oso de Oro en el Festival de Berlín no recibió ningún tipo de apoyo del INCAA en ninguna de las etapas de realización, ni tampoco presencia en este importante encuentro cinematográfico clase “A”.
“La situación del cine nacional y de la cultura en general, como se sabe, es de gran desamparo y de gran ataque y desinformación. La película no tiene apoyo del Instituto de Cine y la hicimos de manera independiente en el sentido más absoluto, juntando fuerza y voluntad entre todos los involucrados. El mensaje tuvo un recorrido previo como proyecto en el foro de coproducción de San Sebastián y en el work in progress del festival, pero cuando empezamos a pensar en una coproducción internacional, el panorama del cine argentino nos llevó a rodarla con la inmediatez y la urgencia del proyecto. No podemos olvidar la importancia y relevancia que el Instituto de Cine merece y debe tener, y peleamos con nuestras películas para que siga existiendo. Yo me eduqué viendo películas con el logo del INCAA al comienzo, que llegaban al pueblito donde vivía”, cuenta. Pese a todo, Fund está contento y emocionado, señala que ese fue el espíritu con el cual encararon un rodaje en la provincia de Entre Ríos y esa euforia permite que defina la presencia argentina casi en términos futbolísticos: “Dispuesto a llevar esa bandera, esa casaca, como corresponde, dando lo mejor”.
El mensaje es una road movie emocional sobre una familia con origen en el mundo del circo, de la que forma parte una niña de nueve años (Anika Bootz) que tiene la capacidad de comunicarse con los animales. Sus tutores entienden que ese don es una buena forma de ganarse la vida, y comienzan a ofrecer a la niña como médium de mascotas por diferentes pueblos del interior del país. Como un umbral entre la realidad y fantasía -dentro y fuera de cámara-, el elenco se conforma con Marcelo Subiotto, Mara Bestelli y Betania Cappato, quien además es la pareja del realizador.
“El Mensaje es una road movie como casi todas mis películas y considero que, por sobre todas las cosas, el cine es una experiencia que como espectador debe transitarse. Entonces encuentro en este formato esa experiencia de querer saber sobre esos personajes, de dónde vienen, adónde van, y por qué están ahí; eso despeja mucho la estructura narrativa sumada a esas sensaciones primarias de la infancia, donde está una de las principales aristas de la trama”, dice Fund. “Entender la ficción y la fantasía no como opuestos a la realidad, sino como una manera de expandirla para problematizar y entender la tensión del mundo en el que uno vive desde esa expansión. El otro día pensaba que hicimos una película en blanco y negro para hablar de los grises, precisamente de esos matices”, concluye.
Si se mide en términos relativos ante las películas presentadas hasta este momento, la valoración de la crítica acreditada en la Berlinale indica que aún no ha aparecido el film que marque el punto de inflexión o, lo que es peor, que esté a la altura de su leyenda. Pero la política domina los discursos, cinematográficos y presenciales, evidenciando la intención de la curaduría de mostrar un mundo en convulsión pero, a veces, las cosas parecen salirse de su cauce. Eso ha sucedido con el discurso del actor iraní Erfan Shekarriz, leído por el director chino Jun Li, dado que el intérprete decidió no concurrir a Alemania por estar en contra de la posición del gobierno de ese país en el conflicto israelí-palestino. En sus palabras puso en duda la existencia del Estado de Israel, lo que ha llevado a una investigación policial dado que, según las leyes alemanas, decir algo de ese tenor constituye un delito.
En el caso de la esperada Mickey 17, las cosas tampoco son más apacibles: “Puede ser la época moderna, o todas las épocas, porque la historia se repite”, dice Bong Joo-ho sobre el dictador que interpreta con su habitual genio Mark Ruffalo en la trama futurista de esta película que, luego de Parasite, devuelve al director surcoreano a los sets y por primera vez con producción norteamericana. El argumento, inspirado en la novela de Edward Ashton, es deslumbrante y refiere a las posibilidades de un ser humano de morir repetidamente y volver a la vida gracias a una reimpresión (papel que realiza un increíble Robert Pattinson). En su primera parte, Mickey 17 tiene enormes homenajes al cine de Stanley Kubrick, y luego la reflexión ética, social y política es tamizada por el camino del humor negro que no siempre funciona de manera efectiva, pero que entrega una buena sumatoria de momentos memorables y de gran cine que nunca dejan indiferente.
Seguramente, la mejor síntesis del clima por venir la ofrecía anticipadamente la conferencia de prensa brindada por el gran jurado. Allí, Todd Haynes era contundente contra la administración de Donald Trump y a su lado, el argentino Rodrigo Moreno sintetizaba: “La situación en Argentina ya dura un año. Con un tipo loco, un fascista, pronunciándose cada día contra los gays, la ciencia, la educación, los cineastas y los artistas”, decía al comenzar un festival donde todavía faltan las grandes películas mientras la Berlinale continúa dominada por el frío y la política.
Conforme a los criterios de