Por Facundo Sagardoy
La intérprete aconsejó a los nuevos músicos y cantantes que se enfoquen en su formación continua y en la colaboración con otros artistas, y destacó la importancia de mantener el arte en movimiento.
-Verónica, ¿cómo fue su camino desde Goya hasta establecerse en Corrientes?
-Hace mucho más de una década. Formé parte de un taller de canto en Goya, En Armonía, del profesor Lisandro Stalla. Allí descubrí mi amor por el canto y la música y en 2007 tomé la decisión de venir a estudiar música en Corrientes en el Instituto Carmelo H. De Biasi, totalmente decidida a estudiar música al terminar la secundaria.
La intensión en un primer momento era ir a estudiar a la Empa en Avellaneda (Buenos Aires), pero ocurrieron cosas y mis padres (en aquel momento) decidieron que les daba mucho miedo que vaya a vivir sola en aquella zona. Ahí fue cuando descubrimos que se podía estudiar en Corrientes también y, de paso, quedaba mucho más cerca de Goya por cualquier percance. Ya en 2008, en el instituto, descubrí que existía la carrera de Tecnicatura Superior en Canto, me inscribí, y lo demás es historia.
-¿Qué le atrajo inicialmente al canto y cómo fue su formación en la Tecnicatura Superior en canto del Instituto de Música de Corrientes?
-Como dije Lisandro y quienes eran mis compañeros me alentaron a cantar, lo que me ayudó mucho a la hora de expresarme, era una niña muy tímida y que hablaba muy bajito. El canto me hizo redescubrir mi voz.
Tengo muy gratos recuerdos de la tecnicatura, allí comencé y terminé la carrera junto con Florencia de Pompert, incluso rendimos la última materia juntas, así que compartimos hasta los nervios de recibirnos en esa mesa.
También conocí a otros compañeros que ya estaban en el ambiente, artistas emergentes, de los que aprendí mucho con respecto a un ambiente al que apenas estaba entrando y del que no sabía casi nada. Tengo la suerte de decir que tuve profes excelentes y de los que aprendí mucho en las distintas etapas. Con algunos aún hoy tengo relación y hasta puedo decir que he llegado a trabajar con ellos como colegas, y eso me pone muy feliz.
-Lleva más de una década de carrera profesional en la música. ¿Qué ha aprendido en este tiempo y cómo ha visto su evolución como artista?
-Uf, muchísimo. Puedo decir que tuve la suerte de encontrarme con personas muy generosas que no tenían inconveniente para dar su consejo y de las cuales aprendí muchísimo.
Pude desempeñarme cantando varios géneros a lo largo de mi carrera, así que conocí músicos de distintos ambientes musicales: jazz, bossa nova, tango, folclore, chamamé (sí en esta región son ambientes diferentes, aunque hoy en día ya no es tan así), comedia musical en incluso el rock (aunque ahí no me aventuré mucho) puesto que yo amo la música, y otro de los placeres que nos da, como músicos, es el placer de saber escuchar y disfrutar de la música. Así que aprendí un poco de todo animándome a cantar de todo, siempre desde el respeto al género musical que interpretaba.
VERSATILIDAD, ESTILO E INTERPRETACIÓN
-Forma / formó parte de Puka Bossa Nova y Samba. ¿Qué le atrae de estos géneros y cómo los define dentro de su repertorio?
-Mi primer acercamiento con el bossa nova fue cuando intenté entrar a la Empa, allí se rinde un examen de ingreso y entre los géneros a rendir estaban el jazz y el bossa nova, a partir de ahí fue un viaje de ida, amé ambos géneros e investigué mucho al respecto, desde la historia y los repertorios, hasta los estilos, intérpretes y compositores.
Acá me encontré tan pronto llegué con Gustavo Soto que tenía la misma curiosidad que yo por ellos y empezamos a tocar juntos estos géneros, entre otros. Luego, cuando nos enteramos de la existencia de Puka, íbamos a verlos actuar. Me encantaba. Y un día, Choko se comunicó conmigo para cubrir un par de fechas porque la cantante ya no podía seguir con la banda, pegamos onda, y ya no me fui más y como me gusta mucho hacer cosas nuevas al cantar, probamos con otros ritmos dentro de la música brasilera más relacionada con lo afro.
-Ha interpretado Bossa Nova y Chamamé, dos géneros muy diferentes. ¿Cómo se prepara para cantar en estos estilos tan contrastantes?
-Creo que mi arte tiene mucho que ver con ser correntina. El chamamé siempre está, aunque no haya empezado a cantar eso. Y lo siento muy parte de mí, así como el tango, que descubrí luego de empezar a cantarlo ya en Goya que a mis abuelos les encantaba.
Pasó casi como con el bossa y el jazz, llegué de casualidad porque mis compañeros de canto lo cantaban y amé desde el primer momento. Empecé a cantarlo y a investigar mucho sobre él y a escuchar mucho. Y también lo siento parte de mí, aunque hoy en día rara vez lo canto.
Yo aprendí muchísimo del chamamé de forma más activa gracias Flor y a su mamá, a acompañarlas, verlas y charlar con ellas. Obviamente, a lo largo de los años tuve el placer de compartir con muchos chamameceros de los que aprendí aún más y con los que compartí numerosas guitarreadas, y en algunos casos escenarios.
Pero con respecto a ambos géneros, siempre tengo muy en cuenta qué canto, la melodía, el ritmo, la letra, y trato de hacer una interpretación que desde mi humilde lugar pueda hacer justicia a cada canción. Después de todo, así me considero, una intérprete.
-¿Qué le dejó la experiencia de haber cantado durante 9 años en los carnavales de Corrientes con comparsas como Arandú Beleza, Sapucay y Copacabana?
-Y este último par de años, canté en los carnavales del Chaco también. Muchas experiencias de todo tipo. Una, por ejemplo, es cómo se trabaja con gente por fuera de la banda. No hay una persona tocando una batería, sino 80 tocando distintos tambores.
El ensamble siempre es una experiencia distinta cada ensayo, pueden salir las cosas muy bien como muy mal, pero todo tiene su proceso y es solo cuestión de paciencia y repetición. Otra es la energía que uno tiene que aprender a controlar estando sobre el carro, para no pasarse por un lado y para no pincharse por el otro.
El trabajo en equipo de los directores (de banda, de batería y coreógrafos), también lo viví y es una experiencia muy grata cuando está bien organizada.
-¿Cómo fue compartir escenario con figuras de la música litoraleña como Mario García y Ricardo Panissa? ¿Qué aprendió de ellos?
-Hermoso. Compartir escenario con personas que saben tanto fue una experiencia increíble. De ellos aprendí mucho, con respecto a la rítmica, armonía y melodía. Ambos son personas muy musicales y da placer poder compartir escenario con ellos.
Con Mario compartimos varios eventos de «Mario García y amigos» entre otros como invitados (fuimos esa generación joven que tuvimos la suerte de compartir con él) y con Ricardo compartimos en muchas ocasiones en el Chaco, y como tenía que viajar, compartimos otros momentos también, me abrió la puerta de su casa y de su familia.
Él y su señora son personas de oro, sumamente generosas y muy buena onda. Con Ricardo, hicimos más variedad con respecto a la música: bossa nova, boleros, baladas, tango, chamamé.
APRENDER DEL ARTE Y DEL ARTISTA
-¿Tiene algún proyecto o ambición futura en cuanto a su carrera musical o pedagógica?
-En este momento, estoy con varios proyectos en preparación en lo que se refiere a lo artístico, además de Puka. Uno de ellos, es una obra de teatro con parte musicales (no una comedia musical). Los otros proyectos aún están en formación y preparación, uno de ellos es de música latina, y espero que salga muy pronto.
Con respecto a lo pedagógico, doy clases en Incanto y en Bambalinas, además de clases particulares, lo que hace que esté en la organización de eventos donde cantan mis alumnos.
-¿Cómo equilibra su carrera como cantante y su labor como profesora de técnica vocal?
-A veces puede tocarme ahí o en el otro salón de Incanto, pero son clases que damos desde la fundación Incanto con Sergio Casco.
Generalmente, enseño por la tarde, ya sea en Incanto o de forma particular. Bambalinas es solo los sabados por la mañana. Los demás días soy estudiante de traducción por la mañana.
Ensayo en mis horarios libres, dependiendo del proyecto, por la mañana, por la noche y en algunos casos, por la tarde los fines de semana. Es esto lo que elegí, así que me acomodo para poder hacer todo.