Che, boludo…
El encuentro del PJ bonaerense comenzaba de modo bullicioso y caótico. Andrés «El Cuervo» Larroque se preparaba para mantener algún contrapunto con el cristinismo, del que hoy se ha alejado. “Maxi, ordená esto boludo“, gritó el hoy ministro kicillofista dirigiéndose a su ex referente político. Máximo Carlos Kirchner, jefe de La Cámpora, lo miró fijo y disparó: «Me llamo Máximo, no Boludo”. Larroque se quedó de una pieza: «No te dije ‘boludo’, te dije que ordenemos esto». La tensión bajó y no pasó a mayores entre ellos, más allá de que -más tarde- «El Cuervo» se cruzó con el intendente camporista Iván Villagrán, de Carmen de Areco y de la segunda sección electoral.
La cita partidaria bonaerense evidenció el estado actual del peronismo. Cristina Elisabet Kirchner sentada en el centro de la mesa, a su izquierda Sergio Massa y Máximo Kirchner; y a su derecha, la anfitriona e intendenta de Moreno, Mariel Fernández. Recién después de la jefa comunal ubicaron a Axel Kicillof, el hijo político al que Cristina creyó su heredero, pero que hoy protagoniza un enfrentamiento a fondo con su hijo de sangre, Máximo.
La foto grupal fue forzada e incómoda y el gobernador llegó advertido por varios intendentes: «Axel, te van a hacer la encerrona». Esto significaba ir a una cita donde su lugar es el de aceptar la sumisión política a los mandatos de la ex Presidenta y su hijo. En estos momentos, eso se corporiza en no desdoblar la elección provincial y realizarla al mismo tiempo que la nacional, cuando se elijan diputados nacionales, donde CFK casi seguro encabezará la lista peronista.
Pero todos los presentes estuvieron incómodos, pues Cristina no puede salir del tono de enojada y Kicillof no puede dejar de desconfiar de nadie. Muestra de esto último es la idea de Sergio Massa -enmascarado como supuesto mediador entre las partes- de dividir la elección proponiendo que una parte de los diputados provinciales se elijan con la provincia como distrito único; y que la otra sea como es hoy, por las secciones electorales. Esto permitiría que la Provincia tenga un cuerpo más en la boleta y, además, que requiera de una cara fuerte para esa pelea. Por ejemplo, la del propio Sergio Tomás. ¿Tajaí?
Axel deshoja
El gobernador bonaerense ya habla con los suyos sobre las pocas chances que tiene hoy de apostar por desdoblar la elección. De confirmarse su pálpito, los que hoy se sienten sojuzgados políticamente por Cristina y Máximo se preparan para no trabajar la elección. Solo cuidar su distrito y hasta ayudar si aparece una lista peronista alternativa, donde muchos imaginan a los díscolos Juan Horacio Zabaleta, Fernando Gray y Julio Zamora, quienes le prenden una vela a que Juan Schiaretti aporte «músculo» político. Una lista peronista no kirchnerista podría juntar desde 6 hasta 10 puntos, dependiendo de cuánto apoyo espiritual reciba del gobierno nacional, interesado en que CFK no gane la compulsa provincial. Allí, se fatigan los teléfonos de Sebastián Pareja, el operador político cercano a Karina Milei.
De todos modos, quienes siguen con atención suprema estos movimientos son los intendentes del conurbano bonaerense, principales actores de la discusión. Uno de ellos, que aprecia al gobernador Kicillof y lo ve dubitativo sobre su juego, analiza: «Hoy Axel tiene 40 intendentes con él, bancando; pero si se pelea con Cristina, le quedan 10. El resto sale corriendo..:», en una muestra de que, una vez más, los alcaldes que actúan de recios jugadores, no se le van a animar a Cristina. Una más y van…
Volver…
El camporismo tiene un enojo y una reconciliación en plena vigencia. La furia de las huestes de Máximo hoy se revitalizan con Larroque, a quien acusan de tener «una granja de trolls» comentando sus posteos donde se ve desde un encuentro con Fernando Gray (al día siguiente de la reunión en Moreno) hasta otro con Damián Selci, el camporista que hoy gobierna en Hurlingham. Pero la sorpresa del reencuentro es con José Ottavis, el ex dirigente K que luego de un paso farandulesco, se recluyó en la provincia de Corrientes, donde ordenó su vida personal, recurriendo al Padre Pepe para afianzar su fe religiosa.
Pero como la rosca política tira, en la lista que se confirmó este miércoles para conducir el PJ Nacional -con CFK a la cabeza-, José María Ottavis Arias aparece en el puesto 66 de los consejeros titulares. Ottavis va y viene de Corrientes y se lo ha visto de tertulia política en el Hotel Palladio, un coqueto reducto del Barrio Norte porteño, donde también toman café con habitualidad el riojano Ricardo Quintela y el cordobés Martín Llaryora.
Ahora, el inquieto Ottavis se ilusiona con crecer políticamente en Corrientes, apuntalado por los Kirchner y, más en lo emocional y personal, por su amigo Sergio Massa. Peronismo y religión…
Elemental, Javier…
Mientras tanto, el Gobierno de Javier Gerardo Milei festeja su primer año con el «triángulo de hierro» pletórico por los resultados obtenidos, tanto en la gestión como en la discusión política pública. Por eso, son cada día más los influyentes hombres y mujeres de la política y el empresariado que quieren visitar a Santiago Caputo en sus oficinas de la Avenida Córdoba, en el Microcentro porteño
El mobiliario perteneciente a la acomodada familia Caputo -recordemos que Santiago es sobrino segundo de Nicky y Toto Caputo- y el asesor estrella del Presidente la ha decorado de modo muy peculiar. Las paredes son de color bordó y los sillones son de estilo Chesterfield, como ya había tenido en sus anteriores oficinas donde comenzó dando los primeros pasos, cerca del gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba. Y tiene una barra, ambientada e iluminada, como el bar de los «Peaky Blinders» en Birmingham.
Pero lo que más llamó la atención de un empresario que lo visitó es que una de las paredes está empapelada con motivos de Sherlock Holmes, el que adquirió en 221B Baker Street, donde se encuentra el museo inspirado en el detective ficticio en la ciudad de Londres. Mago del Kremlin y de Arthur Conan Doyle...