jueves, 24 octubre, 2024

El cuadro a cuadro de Cristina Kirchner y Axel Kicillof en un acto de gestos incómodos en el que casi no se miraron

En las casi dos horas de transmisión por YouTube del acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo a Cristina Kirchner y Axel Kicillof los mostraron sentados en primera fila unas cincuenta veces. En apenas una pareció que se hablaran. En ninguna otra cruzaron miradas, pese a los intentos de Estela de Carlotto que dos veces le tomó la mano a ambos.

La expresidenta que busca quedarse con la jefatura del Partido Justicialista y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires que busca sucederla como candidato de un peronismo cada vez más allá del kirchnerismo estuvieron juntos en el Teatro Argentino de La Plata en la tarde noche de este miércoles. Pero para nada unidos.

No hubo gestos cómplices entre ellos. Y hasta se vieron disociaciones e incomodidades. Había hasta barreras literales entre ellos. Entre Kirchner, a la izquierda; y Kicillof, a la derecha, estuvo sentada Carlotto, que interactuó con ambos con amabilidad. Pero nunca en conjunto.

Incluso cuando la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo fue a hablar al escenario, su asiento lo ocupó el senador Eduardo «Wado» De Pedro, de La Cámpora, nieto recuperado y volcado en la interna con todas las fichas en la expresidenta.

Las dos horas del acto aniversario del organismo de Derechos Humanos tuvo shows, monólogos y discursos que Kirchner y Kicillof siguieron desde lugar privilegiado. Las cámaras del canal kirchnerista C5N habían mostrado el beso formal que la expresidenta le dio al gobernador al llegar. Él se paró para saludarla. Ya sentados y transmitidos por YouTube, a Cristina se la veía sacarse selfies mientras Kicillof, con lentes, estaba sentado, como aislado, con la vista al frente.

Video

La ex presidenta llegó y le dio un formal beso al gobernador bonaerense. Participan en un aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo.

Si las gafas de ver de Kicillof le sirvieron para evitar los momentos de vacío de diálogos en esa primera fila, la expresidenta hizo uso de un abanico rosa, a tono con su traje, que manipuló en cada instante en que evitó mirar al dirigente sentado a la derecha de Carlotto.

El acto, con producción de la Gobernación, dio las primeras imágenes de Kirchner y Kicillof desde que la interna peronista se precipitó. Y fue una muestra cabal de que ocupar el mismo espacio no es sinónimo de estar juntos. Ni mucho menos. en unidad.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof, cuadro a cuadro de una distancia de primera fila en La Plata

Cuando los locutores destacaron desde el escenario la presencia de Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, sentada a la izquierda de Cristina Kirchner, Kicillof giró con envión su cuerpo para aplaudirla, casi con el cuerpo salido de su asiento. Cristina miró siempre al frente.

Luego presentaron a Buscarita Roa, vicepresidenta de Abuelas, en el asiento a la derecha del gobernador que, tomó su mano y la levantó. Cristina aplaudió, pero con su mirada hacia las galerías del teatro.

Similar escena cuando aplaudieron a Carlotto Otra vez, Kicillof, que gira hacia el lado de Kirchner, que aplaude con mirada siempre al escenario. Y entonces el gobernador mira hacia otro lado.

Ya en la octava toma del streaming, CFK despliega su abanico rosa y se la nota sonriente, como la presidenta de Abuelas, que hacía de esforzada mediadora. Kicillof parece concentrado en el escenario y asiente algo con la cabeza.

Hubo un instante en que ambos miraron a Estela y sonrieron. Ella tomó a cada uno de una mano. Pero no se miraron. Fue lo más cercano a una interacción hasta promediar el festival aniversario.

Se suceden instantes de las cámaras con el foco en la primera fila. Carlotto que toca su cabello. Kicillof que se rasca la cabeza. Cristina que mira siempre al frente.

Tras una canción en el escenario, Kicillof parece cabecear hacia el lado de Kirchner en un paneo rápido que muestra la transmisión. Agua. No hay contacto.

Luego se lo ve charlar al gobernador con Carlotto, hacer gestos y levantar su brazo derecho. Estela lo mira atenta. Cristina no participa.

Dos veces Estela de Carlotto tomó de las manos a Axel Kicillof y Cristina Kirchner. No alcanzó para que se miraran. Foto Martín Bonetto.Dos veces Estela de Carlotto tomó de las manos a Axel Kicillof y Cristina Kirchner. No alcanzó para que se miraran. Foto Martín Bonetto.

Pasan un video. El bonaerense canta con su puño alzado. A Cristina se la ve emocionada. Parece secarse una lágrima. Una segunda, con un pañuelo. Una tercera y mueve el abanico. Los gestos de uno y otra, pese a estar a una persona de distancia, parecen de dos actos distintos.

Otra vez, Estela toma la mano de ambos. Insiste. Cristina la mira y sigue emocionada. Kicillof sonríe hacia adelante. Los locutores hablaban «de los que ya no están». Las mujeres aplauden y el exministro de Economía acomoda su camisa dentro del pantalón.

Se suceden paneos de miradas al frente y llegan shows musicales que llevan la atención a la escena y se bajan las luces. Por un rato no se los ve. Hasta cuando se menciona al científico Víctor Penchazadeh para homenajearlo -que está varias filas más atrás- Kicillof y Cristina giran a aplaudirlo sin cruzarse en las miradas.

Ni al girar para aplaudir, Cristina Kirchner y Axel Kicillof optaron por mirarse. Foto Martín BonettoNi al girar para aplaudir, Cristina Kirchner y Axel Kicillof optaron por mirarse. Foto Martín Bonetto

Cuando los locutores hablan de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, hay una escena de complicidad entre Carlotto y la expresidenta. Acercan sus cabezas, casi abrazadas. Ahora es Kicillof el que no participa.

Luego la dirigente de Derechos Humanos balancea con una charla con Kicillof y la que entonces se desentiende es Kirchner.

Van una treintena de imágenes. «Gracias Axel», dicen desde el escenario. Aplauden todos, pero Cristina, ante la mención del gobernador aplaude pero no gira; luego manipula su accesorio rosa para refrescarse.

Kicillof señala con un dedo a jefes municipales de «todas las intendencias» presentes que ayudaron al acto gestado por la Gobernación y que se mencionan desde el escenario. Kirchner queda detrás de su abanico.

Otro tema musical, La Delio Valdez suena y los sentados en primera fila siguen el ritmo del raspador con el cuerpo, sentados, mirando derecho. Un baile en paralelo, apenas. Luego aplausos, y la mirada clavada hacia adelante.

Si Cristina le habla a alguien en la fila de atrás, sus ojos al girar evitan posarse en Kicillof. Si le hace gestos a un artista en escena, busca comentar hacia su izquierda con Wado De Pedro. El gobernador se quita los lentes y se frota los ojos.

Cuando Carlotto sube al escenario a hablar en su lugar se sienta el camporista. Ya en la vez cuarenta que los ponchan, Kicillof hace una arenga, mientras Cristina y Wado aplauden y ella, luego, se acomoda el saco.

El discurso de la anfitriona de Abuelas de Plaza de Mayo busca romper la distancia física mínima que se ve enorme en los gestos. Agradece la presencia de la expresidenta, que se toca el pecho en señal de retribución. Kicillof la aplaude pero no la mira. Al turno del gobernador, ella retribuye exactamente igual.

Sigue Carlotto su discurso y Cristina le habla al oído a Wado mientras aplauden. Entonces la presidenta de Abuelas va al hueso. Habla de acompañar «a los gobernantes», a «los nuestros» remarca.

Cristina Kirchner le habla Axel Kicillof y luego, lo incomoda en el escenario

Allí se da la única interacción. Cristina Kirchner volteó hacia Axel Kicillof y algo le dijo, con esa sonrisa de la ironía. Él responde breve. Se miran un segundo, con Wado de por medio y vuelven con su atención al frente.

Cuando culmina Carlotto, los dirigentes -«dos invitados especiales», los anuncian– suben al escenario. Se ubican otra vez, una en un extremo del otro. Para la foto. Kirchner habla primero y al terminar le da el micrófono a la presidenta de Abuelas, que lo cede en pasamanos a Kicillof.

El gobernador intenta dos voces comenzar a hablar pero es interrumpido por los cantos de «Cristina presidenta» y la incomodidad le llega al rictus facial. La expresidenta, por si faltaba algo, le da la espalda.

Cristina Kirchner le da la espalda a Axel Kicillof cuando habla en el acto de La Plata. Foto Martín BonettoCristina Kirchner le da la espalda a Axel Kicillof cuando habla en el acto de La Plata. Foto Martín Bonetto

Finalmente se manda: «Bueno, compañeros y compañeras», arrancó Kicillof, como quien corta el clima. Que por abanicos y sudores en los ojos se notó caluroso pero que para la interna peronista evidenció notoriamente frío.

Colaboró Ignacio Sala

DS

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