Feria del Libro: la gran cita editorial abrió con fuertes críticas a Milei y reclamos por la cultura

Tras la llegada con cierto retraso del jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, al salón central de La Rural, se dio inicio ayer a la inauguración de la 48.ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que por primera vez no contó con la presencia de ningún representante del Gobierno nacional. Sin embargo, en los discursos del presidente de la Fundación El Libro (FEL), Alejandro Vaccaro, y de la escritora Liliana Heker, el Gobierno, y en especial su relación con el mundo de la cultura, estuvo bien presente.

Además de Vaccaro y Heker subieron al escenario el embajador de Portugal, José Ludovice, en representación de Lisboa, ciudad invitada de honor de esta edición, y el jefe de gobierno porteño. Al final del acto, en el tradicional corte de cinta, se sumaron la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, y el director general de la Feria, Ezequiel Martínez. Fue un cierre cordial para la foto, aunque a lo largo del acto hubo aplausos y abucheos en distintos momentos. Heker fue ovacionada desde el primer minuto.

Vaccaro dio la bienvenida a los presentes (el salón estaba colmado) a la “gran fiesta del libro, de la cultura y de la democracia” y dijo que en la actualidad la cultura se encontraba “hackeada y atravesada por el intento de desfinanciamiento”; ante este panorama, la Feria se convertiría, según él, en “un faro cultural en el medio de la oscuridad”. Consideró que las medidas económicas del Gobierno arrastraban a la mayoría de la población a “un mundo lejano, muy lejano del paraíso que imaginaba Borges” y que la industria del libro volvía a “cifras sombrías”; vaticinó que el nivel de producción de libros de 2024 sería “paupérrimo”.

“Un ataque despiadado a todas las expresiones culturales, sin justificación económica, pero respaldado por un sesgo ideológico alarmante, no hace otra cosa que poner en guardia a los creadores esenciales que nos hacen la vida más placentera –dijo–. Concurrir a la Feria este año representa un acto de rebeldía y de resistencia”. Anunció que el sábado a las 20.30 se realizará un acto de desagravio por la cancelación de los programas culturales de los periodistas Cristina Mucci y Osvaldo Quiroga en la Televisión Pública, por el cierre de Telam y otras medidas del Gobierno. El orador fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de la concurrencia.

«Concurrir a la Feria este año representa un acto de rebeldía y de resistencia”, dijo Alejandro VaccaroSantiago Filipuzzi – LA NACION

“No registra la memoria de nuestra Feria que el Gobierno Nacional haya estado ausente, sin un stand, en este evento –remarcó–. La excusa de que la participación del Estado nacional en la Feria implicaba una erogación de trescientos millones de pesos no es otra cosa que una flagrante mentira”. Según la FEL, el costo del stand ascendía a ochenta millones, pero desde la Secretaría de Cultura insistieron en la cifra de trescientos millones.

Vaccaro ironizó sobre uno de los “mantras” de Javier Milei. “El Presidente de la Nación, luego de despreciar nuestra Feria, no se sonroja y pide participar en este espacio el próximo domingo 12 de mayo en la pista central de La Rural. Su presencia en la Feria, vidriera extraordinaria, implica una serie de erogaciones también extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Se lo digo con una mano en el corazón: No hay plata”. Y estimó que los gastos los pagaría el Tesoro nacional.

Jorge Macri aprovechó su turno en el estrado para hacer anuncios, como la compra de más ejemplares para las bibliotecas porteñas y un sistema de envío de libros a domicilio para mayores de 65 años

En el final de su discurso, agradeció a las autoridades de Lisboa; a los auspiciantes, a los gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires, y a un solo organismo nacional: la Conabip, que participará del Programa Libro% que permite que las bibliotecas populares compren libros al 50% de su valor comercial.

Después del saludo grabado del alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, tomó la palabra el embajador de Portugal, José Ludovice. “Esta invitación, que mucho nos honra, constituye una oportunidad única para promover un baño de cultura entre las ciudades de Lisboa y Buenos Aires”, dijo.

Jorge Macri, que llegó acompañado por su esposa, María Belén Ludueña, dio un discurso que combinó impresiones personales sobre el valor de la lectura con anuncios. Entre ellos, la compra de veinte mil ejemplares para la red de bibliotecas públicas; la creación del mapa georreferenciado de todas las bibliotecas y librerías de la ciudad; un sistema de envío de libros a domicilio para mayores de 65 años o con movilidad reducida y un aumento de ejemplares del Plan de Lectura Escolar “para garantizar que los alumnos terminen la primaria leyendo y comprendiendo los textos”.

Un sector de los invitados abucheó en reiteradas ocasiones a Macri. “¡Tiktoker!”, le gritó uno; “Andate si no te gusta”, le respondió una mujer sentada más adelante. Cuando Macri dijo que amaba la lectura desde la infancia, alguien le gritó “Mentira” y él respondió: “Puede que no me creas, pero es así”.

Liliana Heker, una escritora con asistencia casi perfecta a las 48 ediciones de la Feria, también se concentró en las críticas a la coyuntura cultural y al final mostró su «hilacha optimista»Santiago Filipuzzi – LA NACION

Sin duda, Heker era la oradora más esperada. Antes de empezar su conferencia aclaró: “Soy inclusiva desde que tengo uso de razón; pero no me siento cómoda con el inclusivo. Así que cuando diga ‘todos’, quiero decir todos y todas”. Lo primero que contó fue que hace cincuenta años que visita la Feria e hizo referencia a los antecedentes, cuando la Sociedad Argentina de Escritores organizaba ferias callejeras. Ahí iba a vender ejemplares atrasados de la revista El Escarabajo de Oro.

Heker se preguntó qué sentido tenía celebrar la Feria del Libro en un “país en el que día a día crece la pobreza y la indigencia, hay millares de despidos sin fundamento, la salud y la educación pública están en emergencia […] y el Estado parece ausente aun en caso de epidemia”. Entonces fue cuando planteó que, en este contexto, el libro adquiere “una significación muy especial”. “Me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo, entonces, se me hace una cuestión imperiosa”.

Con ironía, la maestra de escritores criticó distintos eslóganes y a funcionarios del gobierno, como el vocero Manuel Adorni por lo que definió como su “irresponsabilidad discursiva”. Y resaltó: “No vamos a resignarnos al silencio”. Recibió aplausos y ovaciones, que tuvieron su punto más alto cuando “brindó” por el acceso a la educación y contó su emoción al participar el martes pasado de la marcha en defensa de las universidades públicas.

Sobre el final advirtió que iba a mostrar su “hilacha optimista” sobre la Feria y rescató el papel de los lectores, que son el verdadero “capital humano” de un país. La aplaudieron de pie, entre otros, Guillermo Martínez, Víctor Laplace, Ana María Shua, Selva Almada, Dolores Reyes, Daniel Divinsky, Claudia Piñeiro, Paula Pérez Alonso, Canela, Kuki Miller, Vicente Battista y Sylvia Iparraguirre, amiga y pareja de su maestro, Abelardo Castillo.

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