GENERAL SAN MARTÍN (Agencia). Por hoy las estadísticas de accidentes con víctimas de toda naturaleza, muchas de ellas fatales, indica que todo conductor en rutas, caminos o en las mismas calles de la ciudad deben contribuir con conductas y comportamientos que genere una convivencia vial más segura y responsable.
Se trata de un tema que por más reiterativo que sea siempre tuvo, tiene y tendrá vigencia. La educación vial, también conocida como educación para la seguridad vial, es el proceso de adquisición, desarrollo e integración de las capacidades o competencias destinadas a promover la seguridad en el tránsito, mejorar las relaciones y conductas viales, y prevenir los siniestros.
PRIORIZAR LA VIDA
Todo equivale a principalmente evitar o minimizar los daños, cuidando el ambiente y salvando vidas. Se viven tiempos en que apremia la mejor cultura vial; existe una realidad que exige tener la más óptima y excelente manera en cómo los seres humanos viven, sienten, piensan y actúan en, desde y para el cotidiano de los espacios de movilización y desplazamiento.
A nivel nacional se impone la intervención generalizada en seguridad vial a partir de un enfoque donde sea predominante a que las personas usuarias de las vías de comunicación de carácter vial sean más responsables para neutralizar la ocurrencia de los siniestros viales.
El déficit en educación vial se vuelve cada vez más relevante, es indefectible y obligatorio mejorar para generar cambios significativos en los índices de siniestralidad vial, pasando de enfoques centrados en el factor humano.s