Ni es moneda ni es digital, no sean chantas

La propuesta de «moneda digital» que mencionó Massa en el debate entre candidatos presidenciales no es ninguna de las dos cosas: ni es moneda ni es digital. Es simplemente tratar de reducir -hasta eliminar- la circulación de efectivo. Es decir, es la misma idea que presenté en NORTE hace varios años (el artículo se tituló: «Impuestos: Basta de Jarana. Una Propuesta»). 

La idea de eliminar la circulación de efectivo, como de hecho ya pasa en las calles de Europa, no puede aplicarse de una vez ni puede basarse en la prohibición de usar billetes, porque actuaría como un «corralito total» que otra vez haría estallar al país, que por algo funciona hoy con más del 50% en la informalidad. 

Se debe aplicar gradualmente y el camino debe recorrerse con incentivos, para que sea la propia gente quien evite el efectivo. Hay chantas que lo llaman «moneda digital», pero no es tal. Les dejo el breve artículo hace tiempo publicado.

MI PROPUESTA

Tenemos un problema enorme con el financiamiento del Estado: fofo de clientelismo, paga salarios bajos y ni así puede comprar insumos ni mantener la infraestructura. Paradójico, tenemos otro problema enorme con la presión impositiva: para muchas pymes, pagar todo es morir, y pagar algo, tener una ganancia de subsistencia que no da para invertir ni crecer. Tercera pata, tenemos un problema enorme de injusticia impositiva: quienes están en la informalidad parcial o total hacen imposible competir a los que cumplen con todo. 

¿Qué hacer? planteo una propuesta que, a la vez, puede:

a) Terminar con la evasión.

b) Bajar impuestos.

c) Recaudar más.

d) Cobrar menos a cada uno, y hacer más competitiva la economía.

CÓMO HACERLO

Imaginen el mapa de Resistencia (o cualquier localidad del Chaco, o de cualquier otra provincia del país). Propongo cumplir con los siguientes puntos:

1. Dividimos la ciudad en 20 o 30 «circuitos impositivos», pequeños, similares.

2. A todos los comercios de cada circuito que no tengan posnet, el gobierno les subsidia la instalación, y el Banco del Chaco le baja el costo de mantenimiento de cuentas. En paralelo, la Nación baja gradualmente -hasta eliminar- el impuesto a mover fondos, débitos y créditos bancarios.

3. En cada uno de esos circuitos cada quincena, cada mes, se sortean celulares, tablets, computadoras, televisores, motos, viajes, etcétera. ¿Entre quiénes? Entre la gente que conserve sus tickets por las compras con pagos digitales (tarjeta de débito o crédito) que hayan hecho en esa quincena o mes. 

4. El Chaco (y las demás provincias) bajan la alícuota de Ingresos Brutos y lo transforman en un Impuesto a las Ventas, que se empieza a cobrar como una sobretasa del IVA, porque con este sistema va a recaudar mucho más con una alícuota más baja.

5. Los municipios se pueden sumar, haciendo lo mismo con algunos de sus impuestos o tasas, también con alícuotas más bajas. 

6. AFIP, ATP y los municipios convenian entre sí, para que todos sus agentes de calle hagan lo mismo: simplemente controlar que cada comercio tenga el posnet. 

7. Por ley, cada ticket pasa a discriminar: ¿Cuál es costo del bien sin impuestos? ¿Cuánto Pesos van para IVA? ¿Cuántos pesos van para el ex Ingresos Brutos (ahora impuesto a las ventas)? ¿Cuál es el precio final? La gente pasa a tener claro cuánto dinero le está dando al Estado y cuánto al comerciante. 

LA GENTE CONTROLA

Pasamos a un sistema en que el control real lo hara la gente. Si cada quincena podés ganarte un celular, una TV o una computadora, un viaje, ¿vas a ir comprar al que te vende en negro y no te da ticket (que además estará identificado y clausurado por AFIP/ATP)? ¿Cuánto más se podría recaudar de lo que hoy es Ingresos Brutos? ¿Cuánto podría bajar la alícuota entonces? ¿Cuánto bajaría el precio de los bienes al cambiar un impuesto en cascada por uno a las ventas? Las estimaciones no son difíciles. 

Entonces: 

a) Se recauda más.

b) Se bajan impuestos.

c) Todos pagamos impuestos.

d) Sobre todo, todos vamos a empezar a ser más exigentes con los políticos pidiéndole buen gasto público, porque sabremos cuánto le estamos dando al Estado cuando compramos un kilo de pan o nos cortamos el pelo. 

Quedarían varios detalles técnicos por afinar con especialistas, pero la idea central está. Muchas otras extensiones y cambios positivos también se pueden derivar de esto pensando solo un rato.

La palabra «Chaco» en este artículo se puede cambiar por el nombre de cualquier otra provincia del país. Nada cambia. Mejor dicho, sí: todo cambia. Cambiaría el país. 

Por Eduardo Aguilar

Ex senador nacional

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