Los «Chicago Boys», el equipo económico de Pinochet que creó más pobreza y desigualdad

Foto archivo Luciana Granovsky

Foto archivo: Luciana Granovsky.

Los Chicago Boys, como se denominaron a los economistas neoliberales que acompañaron el golpe de Estado del general Augusto Pinochet en 1973, llevaron a Chile a una situación de mayor pobreza y desigualdad, afirmó el historiador y economista argentino Mario Rapoport.

Cuando se cumplen 50 años del golpe que derrocó a Salvador Allende, Rapoport repasó, durante una entrevista concedida a Télam, «el modelo de Pinochet que generó tasas de crecimiento muy por debajo del promedio chileno establecido durante el período 1950-1972, caída de salarios, aumento de las tasas de desempleo y mayor desigualdad».

Este combo llevó al economista a disentir fuertemente con Milton Friedman, el padre de la escuela liberal de Chicago, acerca del «milagro chileno» e ironizar con que «a la dictadura de Pinochet debe reconocérsele no sólo el manejo de la pobreza, como lo señalaban sus publicistas en el exterior, sino el haber creado tanta pobreza necesitada de manejo».

– ¿Quiénes fueron los Chicago Boys y cuál fue su influencia en Çhile?

– Eran egresados de la Pontificia Universidad Católica de Chile y algunos de la Universidad de Chile, la mayoría formados en la Universidad de Chicago, siguiendo las ideas de Milton Friedman y Friedrich Von Hayek, neoclásicas y monetaristas. Pretendían deshacer las políticas implementadas por Allende, a las cuales consideraban marxistas o de inspiración comunista, lo que consiguieron cuando Pinochet llegó al poder. Los Chicagos Boys aplicaron amplias y drásticas medidas económicas que propiciaban una liberación absoluta de los mercados e incluían la de los precios y los tipos de interés, la reprivatización de las empresas estatales, la desregulación del sistema bancario y la reducción de los aranceles de importación no sólo no redujeron la inflación, sino que produjeron en sus inicios una brutal desindustrialización y caída del PBI. Luego la economía se recuperó, atravesando varias crisis puntuales pero, como dice Sebastián Edwards, un conocido economista chileno en su libro «The Chile Project: The Story of the Chicago Boys and the Downfall of Neoliberalism» («El Proyecto Chile: La historia de los Chicago Boys y la caída del neoliberalismo», en castellano) «los acomodados de Chile ignoraron durante mucho tiempo las advertencias de que su prosperidad se construyó no sólo sobre el pecado, sino sobre ‘un polvorín social’». A modo de ejemplo, descentralizadas y reprivatizadas por los Chicago Boys, las universidades chilenas dejaron a muchos graduados desempleados y endeudados.

– ¿Estas políticas llevaron al «milagro chileno»?

– Los chilenos se sintieron engañados y empezaron a cuestionar un sistema que les había prometido a ellos y a sus familias que si trabajaban duro y se educaban -es decir, si acumulaban «capital humano»- podrían salir adelante y ascender decisivamente a las cómodas filas de las clases profesionales y directivas. ¿Si ha producido el modelo de Pinochet el crecimiento excepcional que alegan sus publicistas y que le hicieron a Friedman hablar del «milagro chileno»? Su veracidad no se verifica en las cifras y menos aún desde el punto de vista de las libertades públicas y de los derechos humanos. A comienzos de 1973, Chile atravesaba una severa crisis con una inflación del 606%, aunque el índice desempleo era de sólo un 4,3 %. El modelo de Pinochet generó tasas de crecimiento muy por debajo del promedio chileno establecido durante el período 1950-1972. Entre 1974-1983 su promedio fue del 1,4%. Aún si tomáramos 1976-1983 como lo hacen algunos apologistas del régimen, el promedio anual de crecimiento está todavía por debajo del de 1950-1972. La crisis de 1975 supuso una contracción del 13% y la de 1981-82 del 14%, y las altas tasas del período más exitoso entre 1978 y 1980 cargaban con la recuperación de las falencias de años anteriores. Al mismo tiempo, las perspectivas de empleo y los salarios del común de los chilenos se deterioraban respecto de los últimos años sesenta y la riqueza se tornaba más y más concentrada. A la dictadura de Pinochet debe reconocérsele no sólo el manejo de la pobreza, como lo señalaban sus publicistas en el exterior, sino el haber creado tanta pobreza necesitada de manejo. Pero no sólo predominaba la pobreza sino también se ampliaba la desigualdad de ingresos. En 1984 el 40% más pobre de la población recibió el 9% del ingreso total, mientras que el 20% de los más ricos recibió el 61%. Los efectos de la declinación de los salarios reales y del alza del desempleo entre los trabajadores chilenos fueron agudizados por la reducción de las actividades del Estado.

– ¿Qué influencia tuvieron en las economías de América Latina los Chicago Boys y en particular Argentina? ¿Puede hacerse un paralelismo con la experiencia del golpe del 76, y posteriores crisis económicas, como la del 2001?

– Si, absolutamente. La política económica de Martínez Hoz no tuvo fines políticos estrictamente iguales a los chilenos, el principal enemigo no era el comunismo sino el nacionalismo peronista que los militares no habían podido borrar en el 55. Los integrantes del equipo tenían también una extracción distinta, no eran tecnócratas educados en Chicago sino, como su símbolo y jefe máximo, Martínez de Hoz. provenían de familias de los más altos círculos sociales de la Argentina. Si en el país habían existido anteriormente políticas de derecha, gobiernos liberales y dictaduras militares, éste fue el primer ejemplo de la aplicación de políticas neoliberales en Argentina. En su discurso inaugural, Martínez de Hoz hablaba como su primer objetivo yugular la inflación, siguiendo el ejemplo de planes similares, como el que los Chicagos Boys hicieron en la economía chilena. En ese momento la inflación superaba el 400% y en Chile con la llegada de Pinochet era más del 600%, pero el hecho es que el plan de Martínez de Hoz dio lugar a una serie de medidas económicas cuyo propósito fundamental era generar cambios estructurales en la economía argentina como también había ocurrido en el país trasandino. Sus efectos se encuentran presentes en los graves problemas que padeció luego la Argentina, trascendiendo la dictadura, que culminaron en la crisis de 2001. En particular en el enorme endeudamiento externo, la distribución regresiva de los ingresos y el acelerado proceso de desindustrialización.

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