La pelea por 2 millones y medio de votos «nuevos» que pueden definir la elección en octubre

Con el resultado final abierto como nunca antes desde que existen las PASO, la pelea presidencial será literalmente voto a voto. Según el escrutinio provisorio, entre La Libertad Avanza/Javier Milei (líder) y Unión por la Patria/Sergio Massa (terceros) hubo menos de tres puntos porcentuales. En el medio, quedaron Juntos por el Cambio/Patricia Bullrich (segundos).

Si la diferencia se cuenta en sufragios, la paridad toma más cuerpo aún: con unos 35 millones de ciudadanos habilitados, Milei le sacó menos de 420.000 votos a la suma de Bullrich + Larreta (7.116.352 vs. 6.698.029) y estos, a su vez, quedaron apenas 237.000 votos arriba de Massa + Grabois (6.460.689). Entre el primero y el tercero, unos 655.000 votos de distancia. Poco.

Por eso, el mismo lunes pos PASO, sobre todo Massa y Bullrich salieron a instalar que ellos podrían beneficiarse con los votos «nuevos» que se sumarán el 22 de octubre. ¿A qué se refieren? Básicamente a dos grupos:

1) El primero lo conforman los 10 espacios y 19 fórmulas que no alcanzaron el 1,5% de los votos válidos necesarios para competir en la elección general. Entre todos, sumaron 725.000 sufragios (números redondos).

2) El segundo lo integran los votantes realmente «nuevos»; es decir, los que no fueron a votar a la PASO pero si irán a la elección general. Se estima que podrían orillar 1.800.000.

¿De dónde sale esta cifra? Calculando que, como ocurrió en 2015 y 2019, crecerá la participación en unos 5 puntos porcentuales. En las primarias del domingo pasado hubo 69,62% de participación y ahora se calcula que se acercaría al 75%.

En caso de concretarse esta cifra se estaría ante el más alto ausentismo en un comicio presidencial de primera vuelta desde que se aplican las PASO (2011). Otros políticos se ilusionan con que el promedio se acerque a los niveles históricos, que suelen rondar el 80% en un comicio general. En ese caso, habría más de 3 millones de votantes «nuevos». Parece difícil con el nivel actual de desencanto.

Larreta y Grabois

Hay un tercer grupo, que también entra en una segunda etapa del análisis, y son los votos de los candidatos que perdieron sus internas en fuerzas que sí pasaron el corte.

El caso más fuerte es el de Horacio Rodríguez Larreta en Juntos por el Cambio: consiguió más de 2 millones y medio de votos y no estará en la oferta el 22 de octubre. ¿Todos se plegarán a Bullrich?

¿Y el casi millón cuatrocientos mil de Grabois? ¿Seguro que irán a Massa?

En ambos espacios presumen/esperan que sí. El propio Massa, hábil a la hora de construir relatos/escenarios que lo favorezcan, repite que el segundo más votado de las primarias fue él y planteó dudas de si los votos «moderados» de Larreta se quedarán en Juntos por el Cambio.

Menos polémica generan los 180 y pico de mil votos de Gabriel Solano, que perdió la interna con Myriam Bregman. Pero en los hechos, tampoco está garantizado que no vayan a moverse.

También Massa y Bullrich se esperanzan con que el «voto útil», ese que presume que un elector puede cambiar en pos de un objetivo superior, haga que parte de los más de 900 mil votos que sacó Juan Schiaretti los beneficien para evitar el triunfo del otro.

Los votos que ya no tendrán su candidato en la PASO

La diversidad de espacios y fórmulas que se quedaron afuera hace difícil pensar hacia dónde irán (si es que van a votar) los más de 700 mil sufragios positivos del 13 de agosto que quedaron huérfanos.

Allí la oferta fue desde la izquierda del Nuevo MAS con Manuela Castañeira a la ultraderecha de Alejandro Biondini hijo, pasando por el peronismo de Guillermo Moreno o la revivida Ucedé con Andrés Passamonti.

Con agregado ideológico: si bien buscan polarizar entre sí y tiene claras diferencias en sus propuestas, Milei, Bullrich y Massa están inclinados hacia el mismo lado (la derecha). Y resulta muy complejo vaticinar cuál puede funcionar como el mejor imán.

Los votos que se suman para la general

Respecto a la mayor participación que se espera el 22 de octubre, tampoco está muy claro cómo puede funcionar. Los antecedentes resultan una buena señal para Juntos por el Cambio, que tanto en 2015 como en 2019 se quedó con la mayor parte de los votos nuevos/nuevos. En el primero caso, le sirvió para ganar; en el segundo, para recortar a la mitad la diferencia que les habían sacado los Fernández a Macri-Pichetto.

Puesto en números:

– En 2015, mientras Scioli y Zannini sumaron unos 600.000 votos más entre la primaria y la general; Macri y Michetti sumaron 1.800.000 más. El triple.

– En 2019, los Fernández sumaron unos 750.000 sufragios entre la primera tanda y la segunda; y Macri-Pichetto, 2.700.000. Casi cuatro veces más, aunque no alcanzó.

Es la historia a la que se aferra Juntos por el Cambio para pensar en un triunfo en balotaje. La propia Bullrich, y también Macri, creen de todos modos que lo primero que hay que hacer es recuperar voto amarillo que se fue con Milei. El efecto sería doble: sube uno mientras baja el otro. Los libertarios confían en recorrer el camino inverso y seguir socavándole la base al PRO.

Indicios en la primera encuesta

Clarín publicó este jueves la primera encuesta de cara a octubre, que hizo CB Consultora Opinión Pública. En ese estudio, la firma midió las variables de movilidad del voto. Y a estas conclusiones llegó el analista Cristian Buttié:

Votantes de fuerzas chicas que no pasaron el umbral: «Al momento de nuestro último corte, existe una alta apatía de acompañar a alguno de los candidatos de las generales entre estos votantes, manifestando un sólido posicionamiento de votar en blanco o no ir a votar (53.8%). Entre los que eligen a algún candidato, Milei es quien mas apoyo recibiría, con un 13.6% de esos electores».

La última encuesta nacional de CB: cruzó el voto de la PASO con la intención de voto para la general. Cuánto retienen y cuánto perderían los principales candidatos.

La última encuesta nacional de CB: cruzó el voto de la PASO con la intención de voto para la general. Cuánto retienen y cuánto perderían los principales candidatos.

Votantes que no votaron en las PASO y ahora irán: «Nuevamente Milei es el favorito, ya que 3 de cada 10 de esos nuevos votantes lo elige como principal opción electoral, seguido por Bullrich que recibiría 19,1% de ese caudal electoral y Massa que recibiría el 14,1%. Es importante destacar que aún el 13,4% no definió su voto, y un 16,1% votaría en Blanco o duda de ir a votar».

Votantes de Larreta: «El 73,3% de los votos de Larreta en las PASO acompañaría a Bullrich en las elecciones generales, mientras que el 9,4% lo votaría a Javier Milei, y otro 8,8% lo votaría a Massa».

Votantes de Grabois: «El 77,4% de los votos de Grabois en las PASO acompañaría a Massa en las elecciones generales, mientras que el 5,4% lo votaría a Schiaretti, otro 4,8% lo votaría a Milei y un 4,6% a Bregman».

La mirada de otro analista

Facundo Nejamkis, director de la consultora Opina Argentina y ex funcionario K, fue uno de los primeros encuestadores (hace varios meses) en advertir que Milei le quitaba votos básicamente al oficialismo y que la pelea se perfilaba en tres tercios. Luego quedaría mimetizado con el resto, minimizando las chances de los libertarios. Pero vio el fenómeno antes que el resto. ¿Cómo ve la situación ahora?

«Si uno ve los votantes que no participaron en estas PASO, los dividiría en dos. Me parece que son, por un lado, votantes del peronismo, que no se sienten identificados con otras opciones políticas y que están muy decepcionados con el gobierno de Alberto Fernández. Ya el peronismo trabajó en su momento, en el año 2021, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, para tratar de convocarlos a votar y, en parte, lo logró».

«Ahí el peronismo tiene un lugar para ir a buscar votos. Siempre teniendo en cuenta las dificultades en esta circunstancia para una fuerza política que, en medio de un tembladeral económico, trata de convocar a votantes que se han alejado y que han decidido no participar de las primarias».

«Luego, me parece que hay otra categoría de votantes que no fueron a votar, que son votantes desencantados, en general, con la política. Y ahí me parece que donde más tiene posibilidades de recabar votos es el voto en Milei. Es decir, una fuerza que entusiasme y movilice a gente alejada, enojada con la política, a participar en las elecciones a partir de la bronca, del enojo y del entusiasmo con alguien que le hace de vehículo para expresar ese repudio a la política en general, a la casta, como lo llama él».

«A quien veo más difícil de buscar votos es a Juntos por el Cambio, porque, en general, sus votantes no es que han dejado de ir a votar mayoritariamente, sino que pareciera ser que se han ido a Juntos por el Cambio. Entonces, eso genera dificultades para pensar cómo en este sector podría recabar algo de votante. Me parece que el peronismo, en menor medida, y Milei, un poquito más, tienen más chances de capturar votantes nuevos».

«Un elemento adicional es cómo se va a comportar la maquinaria del peronismo en el interior del país que, aparentemente, por lo que muchos señalan y mencionan, no tuvo un rol protagónico, especialmente en aquellas provincias donde el peronismo ganó en las elecciones provinciales y las elecciones fueron desnacionalizadas, realizadas en otras fechas».

«A favor de Milei, otro factor importante puede ser lo que se denomina el efecto arrastre del ganador. Es decir, mucha gente que puede sentirse convocada a votar al que más chances tiene porque empieza a ser visualizado como un político con atributos mejores probablemente de los que se lo veía antes de la elección».

«En cuanto a los 700.000 votos que no entraron a la elección, yo ahí te los dividiría en tres. Hay unos 200.000 votos que sacó Guillermo Moreno, que esos votos tienen muchas chances y probabilidades de ir hacia el peronismo. De hecho, creo que Moreno ya empezó a hacer algunas señales en ese sentido. No quiero decir que vayan todos exactamente, pero lo más probable es que vayan hacia ahí».

«Después hay unos 200.000 que son de partidos de izquierda. Bueno, esos votos pueden ir al frente de izquierda o eventualmente no ir a votar, a votar en blanco, pero lo más probable es que vayan por ahí. Y después hay otros 200.000 que son inubicables, que me parece que es muy difícil prever hacia cuál de las fuerzas políticas puede llegar a dirigirse».

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